jueves, 16 de julio de 2009

Tras las huellas de Supertramp.

Aquí los tenemos, el abuelo y el Rulin con el super yayocar.
Hello my friends. Ya estoy otra vez por aquí para ir poco a poco descubriéndoos el pasado de este viaje. Sin darnos casi cuenta, nos encontramos camino del quinto mes. Tenemos que espabilar, porque no quiero ni pensar que estamos un poco más cerca del “piiiiii”*.
El caso y motivo de esta nueva entrada, es la comunicación de un gran acontecimiento. La familia se amplia y ya somos 4. El último en unirse al grupo ha sido El Abuelo. Al igual que nuestro antecesor Alexander Supertramp, en paz descanse. Ya nos hemos hecho con los consejos de un abuelo. Me da que el nuestro es un poco más cañero y fanático. Pero no seré yo quien haga juicio de valor sobre él, ya que no sería objetivo, pues el cariño y amor fraternal me confundirían.
El abuelo en sus tiempos mozos, segundo por la derecha. Kurtika es el primero de la izquierda, despues de una apertura en el Hymalaya.

Krzysztof Żurek, 65 años natural de Polonia. Alpinista casi retirado, skiador empedernido, escalador de fisuras hipermotivado y rider de mountanbike a la última.

Cruzando un puente en uas de las rutas de bici en los alrededores de Scuamish.

De la generación de la edad de oro del alpinismo polaco, compartió expedición con los grandes al Himalaya. Duro como el acero soviético ha escalado con Kurtika en la apertura de la cara sur del Changabang, 6.864 m.

la ruta abierta es la número dos. Por todo el centro de la pared somital.

The South Buttress VI 5.9 A3 WI4, 1700 m, Wojciech Kurtyka, Krzysztof Żurek (Poland), Alex MacIntyre, John Porter (England), 1978, alpine style. The route completed in eight day push after previously fixing the first six pitches in an attampt stopped by bad weather. al ……. Y conoció en persona al gran Kukuzka.

Disfrutando y listo para liderar el último largo chimenea de Angels crest.
Soltero separado y con todo el tiempo libre del mundo busca: jóvenes escaladores que le puedan seguir los pasos. Aquí entramos en escena el Rulin y yo. Por decirlo de algún modo, se juntaron el hambre con las ganas de comer.
Desde del primer día que le conocimos escalando, que ya nos invitó a cenar en su casa, no hemos pasado ni uno sin vernos. Siempre acabábamos las jornadas preparando una buena cena y charlando hasta las tantas, sobre monte y la vida. Enamorado de las discusiones y la historia. Con su incansable curiosidad sobre el pensamiento de otras culturas, pasábamos horas dando vueltas al ¿porqué?, ¿cómo? y ¿cuándo? de las cosas.

Entrada la noche de charlas.
Caballero minimalista en su vida cotidiana, busca siempre conseguir exprimir de la vida, la mayor cantidad posible de zumo con el mínimo uso de los recursos. Por ello, no es raro verle comer directamente de las sartenes y cazos en los que cocina. No descuida su dieta y su forma física. Verle a primera hora de la mañana haciendo sus estiramientos mientras escucha las noticias o se ve un partido del Roland Garros, es rutinario.


En cuanto a la escalada es una pasada verle moverse y tirar de experiencia ante pasos claves. Su mejor truco un mantel, y su mejor cualidad, una piel dura y curtida que le permite empotrar manos, dedos y pies sin derramar una mísera lagrima o dejar escapar una leve exclamación de dolor. Aunque suele escalar en top rope cuando prueba grado, algún largo de Angels Crest lideró.

Largo que corona la Low Tower en Angels crest. 5.7
Tirando de vieja escuela, contra nuestra salud cardiaca, va ganando terreno a la vertical. Después de 14 largos en 8 horas, unas almendras y un buen bastón improvisado serán suficientes compañeros para volver a casa. Me encanta.


De regreso a casita después del Angels Crest. Vamos yayo, ¡¡Vamos máquina!!.
Enemigo número uno del peso, ahorra material en sus escaladas hasta rozar la exsajeración.
Cima del segundo pico del Chief, después de Angels crest.
El día que conquisto nuestro corazón coincidió también con nuestra primera ruta entera al Chief. Después de unir varias vías y encadenar 18 largos, conseguimos en 10 horas llegar a la cumbre de la segunda cima. Como no, Kris, estuvo vigilando nuestros pasos con sus prismáticos y también estableciendo contacto por teléfono en los últimos largos para ver como se iba desarrollando la escalada. El caso es que a las siete de la tarde comenzamos el descenso por el bosque. No habíamos subido antes por la ruta normal y el camino era nuevo para nosotros. Al rato del comienzo y no sin antes dar alguna vuelta que otra, conseguimos encontrar el sendero de bajada. Suena de nuevo el teléfono y no es otro que el abuelo.
- ¿Qué tal Kris?, ¿cómo lo llevas?, ya estamos bajando. (Contesto de primeras)
- Marco, ¿Habéis encontrado el camino?.
- Si, si, llevamos bajando como una media hora.
- Ok, voy a subir a buscaros desde el parking, para evitar problemas.
- ¡No!, no hace falta, estamos en el buen camino es cuestión de otros veinte minutos.
- Si, subo.

Top rope en un 5.9. Smoke bllufs.
La conversación se corto y le comenté al Rulo que nos diéramos prisa en bajar que el cabrón del Abuelo estaba subiendo a buscarnos. Unos 20 minutos más tardes le vemos aparecer rampa arriba.
- Hey Kris, how are you?.
- Good, thank, congratulations for your climb.
- Thanks, has been nice, we are tired.
- Ok no problem, do you want water?.
- Oh thank you very much.
Tomo la botella y apago mi sed de un gran trago, se la paso al Rulin y cuando me giro para comentarle al abuelo como ha ido la ascensión. Veo que el cachondo saca dos cervezas heladas de la mochila. Básicamente me quedo sin palabras y el rulo se funde en un abrazo con el metro y medio de polaco. Cerezas y galletas de chocolate también forman parte del exquisito regalo. Creo que no solo los escaladores o montañeros sabrían apreciar una cerveza al finalizar el día. Cualquiera que haya hecho un esfuerzo físico ya sea trabajando o haciendo deporte, sabría de lo que hablo. Y allí nos quedamos, en mitad del bosque, veinte minutos de risas disfrutando de nuestras cervecitas.
Camara en mano y atento con su forrito preferido.

La verdad que Kris se lo curró con nosotros desde el primer día y dejó que su casa se inundara de España por los cuatro costados.

keli apañá para cumplir perfectamente las funciones necesarias.
La música de nuestros portátiles sonaba desde temprano en los copiosos desayunos que practicábamos, hasta entrada la madrugada. Las cenas era otro momento clave del día y no escatimábamos en preparar buenas dinaers. La cerveza y el vino eran fundamentales a si como el pastel de queso y el helado.
Después de una cena con uno de sus amigos.
4 días estuvimos durmiendo en el parking del edificio hasta que le llamaron la atención los vecinos. Su ducha y su Internet nos salvaron de tener que visitar más de una vez el camping.

Amasando ricas tartas, nos contó su vida.
Como buen abuelo nos enseñó a hacer pastel de manzana y cocinar al vapor. Como buenos españoles le fundimos una olvidada botella de aceite que tenía guardada. Como buen polaco nos invito a vodka y nosotros le confirmamos que se podía cenar a las once de la noche.

Intercambio de música, en la madrugada.
Ha sido un placer conocerte, ha sido un punto poder compartir contigo escaladas, historias y sueños. Tenemos un amigo en Squamish y otro miembro en la familia.
Diez años en Squamish da pa contar cosas.
De la despedida no quiero hablar porque no lo ha sido. Volveremos a vernos amigo, ha sido muy grande para nosotros poder sentirnos en tu casa como en la nuestra, nos has dado todo en muy poco tiempo y eso no se olvida. Cuídate y no pierdas una pizca de energía.

- Polaco terco y quisquilloso, el caso es que retiró la piedra porque le estorbaba para la foto.


Salida fisura Angels crest.
* Siento la censura de esa palabra, pero soy tajante con el uso indebido de términos que podrían influir en el devenir de los acontecimiento y en el precario buen rollo por el que estamos pasando ahora. No son tiempos buenos y necesitamos positividad absoluta.

Bueno, ¿qué os parece el abuelo?.