martes, 24 de marzo de 2009

Don tiempo es mi aliado.

Hola mis queridos lectores, ¿cómo lo lleváis por esos lares?, ¿os sonríe la vida?.

En estos días de locura, entre aviones, usos horarios, cambio de dietas y costumbres, mudanzas y búsquedas de trabajo, he tenido tiempo para retomar viejos trabajos frente al ordenador, a ver si empiezo a sacar partido a este pequeño Mac y le doy rienda suelta a mi reprimida creatividad. Entre tanto jaleo me ha dado tiempo ha dejar terminado uno de los mil proyectos de vídeos y fotos que tengo en mi biblioteca de recuerdos.

Allá en España, todavía me acuerdo, con poca nostalgia, como las semanas pasaban, casi casi, como días y el tiempo se escapaba de mi reino una y otra vez. Mi agenda no me permitía grandes cambios en la maldita rutina y si quería ser eficiente en mis planes, debía acatar con cierta rigurosidad esa dichosa ley, impuesta por no se que tipo de fenómenos naturales, por la cual los días tienen veinticuatro horas y no treinta y seis. Siempre esclavo del reloj y la agenda, me faltaba tiempo para terminar pequeñas cosillas y los demás, es decir, familia y amigos, la verdad que ambos grupos son todo compresión infinita ante dicho dilema de la vida, pero poco a poco te vas dando cuenta, que las semanas van pasando y que no te acuerdas cuando fue la ultima vez que viste al hijo de fulanito, que por cierto, ya tiene dientes y sabe decir papa y mama. Es una lucha perdida, jamas ganaremos tiempo, entre que la madre tierra no ha sido muy generosa con nuestra esperanza de vida útil y que nos empeñamos en malgastarlo en banalidades, tenemos una media de cincuenta años para intentar vivir al máximo un pequeño trozo de la historia, depende de nosotros mismos el provecho que saquemos. El caso, es que me pasaba las horas, exclamando insultos y barbaridades a los sagrados dioses.

Ahora sin embargo, alejado de mi rutina, mi familia y mis amigos, me espera un añito con el tiempo a mi favor, poco a poco va formando parte de mi vida cotidiana y rápidamente espero saber manejarlo para poder aprovecharlo. Ahora los días tienen treinta y seis horas y solo necesito siete para dormir; - JAJAJA. ( Risa maliciosa y grave, queriendo provocar ciertas envidias en el personal), el resto del día es para mi, para poder realizarme en todas esas facetas que antes permanecían en el congelador. Todavía no he asimilado bien mi nuevo estatus de privilegiado y ni siquiera consigo sacar el máximo partido a las treinta y seis horas, pero tener claro, que no tardaré mucho en conseguirlo, pondré mi humilde inteligencia al servicio de mis ilusiones para exprimir la ultima gota de este añito.

Sé, que pensareis, que me podría ahorrar este tipo de explicaciones, todo el mundo sabe que la vida es un suspiro y que cuando te quieres dar cuenta eres una arruga con patas, pero esta bien recordarlo de vez en cuando. El otro día nos lo recordó un abuelete Griego en el metro de Vancouver, había sido capitán de barco y no recordaba en cuantos países había vivido, habló de sus respectivos amores de puerto y que había surcado todos los mares con un perfecto Español, se ponía nervioso y rezumaba nostalgia contandonos un esquemático resumen de su vida aventurera, nos animo a seguir el camino siempre con ilusión y daba palmadas de alegría cada vez que nos repetía que la vida nunca espera.

Os dejo con un minicorto regalo de la casa y recordar que solo se vive una vez, tener los ojos bien abiertos y manteneros a la guay.