sábado, 26 de diciembre de 2009

Mount Stepehn 3.199 m.



No me acostumbrare en la vida a estas cosas, lo he asumido.

Cinco y media de la mañana, abro un ojo debajo de mi edredón de plumas, el móvil, puntual como una jodida máquina que es, lleva cumpliendo su trabajo desde hace cinco minutos. Perezoso y curioso salgo de la cama para echar un vistazo al termómetro.
- ¡Mama!, menos veintiun graditos en la calle. Grito en mi interior mientras comienzo los diferentes preparativos para dejar listo, en una hora, a mi cuerpo para enfrentarse a una disminución térmica de 40 grados.
Lo primero y más importante es meterse para el cuerpo un buen desayuno cargado de todo, por dos o por tres. Mi desayuno preferido para campeones consiste en: 2 huevos revueltos con jamón y rebanada de pan, cuenco de avena, con plátano, frutos secos, miel y cacao, 2 o 3 tostaditas mojadas en taza de leche con su cacao de turno y para terminar y mientras preparo la mochila me tomo una taza de te.
Ahora sí, estamos preparados para dejar en el WC los gramos prescindibles, empezar a embutirnos en las diferentes capas que van a protegernos de la abrasante sensación del frío sobre nuestra piel, rellenar tu termo con te, coger las tres barritas energéticas de hoy y no olvidar guantes de repuesto, guetres y demás prendas que van a mantenernos secos y felices todo el día.
Salgo de la habitación y Kyrsten lleva cinco minutos preparando su desayuno vegetariano para campeones, porque realmente existen. Nick sin embargo está de momento pensándoselo un poquito más en el sofá con el saco por la cintura. La verdad que pocas conversaciones interesantes se dan cuando has dormido poco y tienes que meterte entre pecho y espalda la cantidad de energía suficiente para llegar a la cena silbando.

La nueva máquina de la expedición. No se ni como arranca con esta rasca.

A las seis y diez el coche lleva calentando el motor quince minutos y nosotros casi hemos terminado con los preparativos para salir zumbando. Contento con el nuevo medio de transporte del grupo porque hasta ahora todo son alegrías, me dispongo para conducir cincuenta y siete kilómetros dirección este, concretamente a la población de Field, enclavada en el corazón del Yoho National Parck. El asfalto de la highway número uno está recubierto por una perenne capa de nieve sucia y mezclada con toneladas de sal, que a veces brilla bajo la luz de la luna y las estrellas anunciando hielo del que no es tan divertido. Todo es blanco y sonrío embutido en mi plumas, porque aunque llevo veinticinco minutos conduciendo, la calefacción no ha conseguido calentar el habitáculo todavía. Atento a los habituales cruces de animales en las carreteras por estos parajes, en 45 minutos estoy aparcado a las afueras de esta singular población en medio de la Rocosas.

Atardecer en Field.

Dotada de iglesia, escuela, gasolinera, oficina de correos un puesto de ambulancias y bomberos, una buena oficina de turismo y como no de una tienda de licores, los habitantes de Field disfrutan de poco sol en la temporada de invierno y se enorgullecen de vivir en uno de los más privilegiados pueblos del mundo catalogados en: ¡valla espectáculo!. Por otro lado ha sido punto crucial en la logística transcanadiense por ferrocarril, ya que por lo visto, el Kickinhorse Pass es un punto con una marcada pendiente, y aquí los trenes paraban, hasta hace 25 años, para acoplar hasta cuatro máquinas más por tren, para culminar el paso. Con una población de 300 habitantes es el centro administrativo del parque, por lo que la amplia mayoría trabaja para la institución. Para nosotros es ya como nuestro segundo pueblo ya que en Diciembre a formado parte de nuestra más fanática rutina. Al pasar la gran parte del día sumida en la sombra durante la temporada invernal, en las canales de las montañas comienzan, a primeros de otoño, a dibujarse majestuosos y estáticos saltos de agua. Se convierte así en un área importante para los escaladores de hielo.

Cara norte Mount Stephen, famosa por sus clásicas escaladas en hielo.

Nosotros hoy pretendemos salvar los dos mil metros de desnivel que separan la cumbre del Mount Stephen de nuestro helado coche. La ruta escogida para tal fin, no la hemos sacado de ninguna guía, la hemos escogida estudiando el mapa y observando desde el valle. Es un punto más a la dificultad cuando no tienes muy claro a que tipo de obstáculos te tienes que enfrentar y por ello la mochila pesa más de lo normal en actividades de este tipo. Una cuerda de 30 metros , arneses, crampones, un piolet y algunos aros de cordino creemos serán suficientes para terminar la escalada.

El auténtico Fucking men, ya sabe decir: - Hace más rasca que en Alaska.

El amanecer nos alcanza bajo la cúpula arbórea, vamos ascendiendo siguiendo la huella firme que de momento nos ayuda en nuestra progresión. Noto como mis pestañas poco a poco se van cargandose de hielo, producido por el vapor de mi respiraciónn. Cada vez que se me quedan enganchadas y dificultan la abertura de los parpados tengo que retirar el hielo con el guante.

Lo nuevo de Margaret Astor.

Alrededor de mi cara todo comienza a congelarse y una tonalidad rojiza inunda mis mofletes, nariz y barbilla. Una de las pocas veces en la vida en la que el color rojo significa que las cosas están funcionando correctamente. Nick tiene que tener mucho cuidado con su nariz, pues ya sufrió congelaciones en los alrededores de su casa en Valdez, Alaska. Cada vez que le miras a la cara y tiene la punta de la nariz color blanco, tienes que avisarle para que ayude a calentar la zona, con la mano. Allí, donde el vive ahora es casi de noche todo el día. Solo unas tres o cuatro horas aparece tristemente el sol para huir rápido de tan gélido escaparate. Es el sexto año que abandona su tierra para viajar por latitudes con más posibilidades. Le esperan cuatro meses de viaje por el oeste de Canadá y EEUU.

Preparado para recuperar fuerzas a base de destornilladores (screwdriver).

De momento nos acompaña y lleva una semana durmiendo en el sofá del salón y llenando nuestras vidas con su locura americana. Amante de la escalada, fanático de la nieve, incansable espíritu, esponja de destornilladores y religioso seguidor del culto a las chicas guapas hemos encajado a la perfección en intereses y compatibilidad de horarios.
La huella se acaba a escasos quinientos metros y comienza la tarea de abrir una nueva en la nieve fresca. Comienzo abriendo en los primeros metros de desnivel. Al principio no resulta complicado seguir la sutil silueta que deja el sendero de verano en la fisonomía de la nevada ladera. Pero cerca de los dos mil metros de altitud el bosque comienza a escasear, pues a esta altura las condiciones del ambiente son muy secas durante todo el año debido al frío intenso.


Primeras rampas después del bosque.

Turno de Nick para abrir trinchera.

Además significa que el manto nivoso aumenta de grosor y por lo tanto nos enfrentamos a la ardua tarea de abrir huella por la cintura. Ya no es posible seguir el camino de verano y ahora toca sacar de la experiencia la nueva ruta que servirá al resto de escaladores hasta la próxima nevada para afrontar estas pendientes. Cambiamos planes e intentamos alcanzar un espolón más rocoso para evitar las concavidades del terreno y así llegar a la arista noreste más rápido.

Kyrsten en los últimos metros antes de alcanzar la arista noroeste.

Por fin sol. 2.200 m.

En dos horas escasas hemos conseguido superar los primeros mil metros y nos encontramos sobre la arista disfrutando, de la ya casi olvidada, mirada del astro rey. Parada para comerte la primera barrita y disfrutar del primer te calentito. Kyrsten observa la panorámica e intenta asimilar otro gran momento en este loco Diciembre. La conocimos por medio de la red, cuando nos vinimos de Squamish, pusimos un anuncio en la red para encontrar posibles pasajeros. Nosotros pagábamos menos gasolina y ellos se ahorraban una pasta en el billete del autobús. El caso es que la Alemana nos contesto y estuvimos apunto de venirnos juntos, pero luego fue que no. El caso es que mantuvimos el contacto y quedamos para salir a escalar. Otra vez compatibilidad de caracteres han hecho que esta farruca escaladora pase estos momentos del viaje junto a nosotros. Gracias a ella que nos abrió muchas puertas en Canmore hemos disfrutado de muy buenos momentos en Noviembre. También gracias a ella hemos adoptado más costumbres vegetarianas en nuestra dieta y mejorado en la eficacia de nuestras decisiones, jajajaja. Por otro lado ella se enfrenta a un subjetivo español estilo de afrontar la vida y así llevamos ya casi dos mese de convivencia. Mujer del oeste de Alemania, viajera incansable, farruca como ninguna, dotada de excelente resistencia física y mejor fuerza en sus tendones, se acopla como puede al vaciléo madrileño que, el rulo y mi menda, la vamos dejándo notar poco a poco.


Arista noroeste, la cima principal es la de la izquierda.

Primeras rampas de la arista.


Te sabes esa de "rampas, rampas, veras que todo es posible, rampas, rampas.

La arista se presenta bastante limpia de nieve y con dos grandes resalte. El primero tiene posibilidades por dos pequeños corredores que resultan ser asequibles y muy gratificantes y el segundo de momento parece infranqueable sin tener que escalar. Van cayendo los metro por debajo de nuestros pies a la vez que nuestras fuerzas poco a poco se van viendo menguadas por las horas de actividad.

Primer resalte.

A los dos mil seiscientos metros de altitud las paradas para recobrar aire se van haciendo más ineludibles y la marcha más lenta. En uno de los hombros decidimos hacer la última parada antes de la cumbre. El sitio es precioso, atípicamente no corre una brizna de aire y un espectacular interrumpido y blanco océano se muestra ante nosotros dirección sur. Glaciares y vertiginosas aristas conectan el encrestado número de hoy. Una barrita y otra dosis de te hirviendo para mantener los fuegos a pleno rendimiento y de vuelta al tajo.

Aquí el despertador ya es un mero recuerdo.

Yeaahhhh, the fucking best place to take a fucking breath. (siiiii, que puro y fresco es aquí el aire.)

- Relle no te lo vas a creer, me deje las gafas de sol en casa, ¡yo!, el Nen de Castelfas.

Última ladera antes de entrar en los corredores por la derecha.

Tengo ganas de saber como es la espalda de ese muro rocoso que se alza sobre nuestras cabezas, espero que después de haber llegado hasta aquí podamos tener acceso a la cima. El primero en llegar es Nick y suelta un típico grito Americano de yeahhh!!!. Ante el se descubre un corredor de cincuenta grados hasta otro hombro de la arista. La nieve ahora cambia de estado polvo a duro sin regla fija. Debido a la acción del constante viento de estas altitudes, a su anárquico antojo va quitando y poniendo nieve donde le va viniendo. La escalada está entrando en la zona mágica que hace afición.

Fuckin yes men!, this is the fucking life.! (Pues si es una maravilla de lugar)

Esa fucking nose, brother. (Cuidado con la nariz amiguito)

Comenzamos a tener acceso a la parte de atrás de las montañas que nos rodean y cada vez pica más la curiosidad de saber que hay en el lado noreste de la nuestra.

Corredor del primer muro.

El corredor acaba en otro espectacular hombro de la arista.

Conozco a más de uno que no le importaría pasar aquí, una nochecita, junto a las estrellas.

Ahora un vertiginoso vacío, por el lado norte y otro muro de roca inaccesible por su lado oriental nos obliga a parar para estudiar nuestras posibilidades. Observando la disposición de las agujas y aristas sin salida, decidimos hacer una travesía por una vira de nieve hasta intentar llegar a un supuesto corredor más largo y más céntrico en plena cara sur. Así decidimos abandonar la arista para adentrarnos en dicha cara, a la altitud de tres mil metros.

Travesia a 3.000 m.


Efectivamente, tras una travesía de los dioses des unos ciento cincuenta metros, enganchamos con un largo corredor que venia desde abajo y devolvía así, la fe completa en las posibilidades de la escalada. Comenzamos a progresar por rampas de hasta setenta grados por nieve dura.

EL corredor vienes desde el fondo del valle superior, que se forma en el circo a 2.350 m.


Últimos metros antes del colladito.

Magnifico final de corredor con algún paso de mixto. El final de esta obra de arte resulta ser un pequeñísimo collado que da otra vez al vacío de la cara norte y se cierra con otro maldito muro. Nos encontramos a tres mil ciento treinta metros y solo sesenta nos separan de la cima. Ahora vemos el parkin del coche desde la perspectiva contraria.

Cara norte. Esto son casi 2.000 m de desnivel desde el aire.


Fucking Nick enjoying the fucking nice ridge. (Nick contemplando el horizonte desde la esbelta arista.)

Son las dos y media de la tarde y en las últimas siete horas nos hemos metido pal cuerpo casi dos mil metros. El muro rocoso de unos 15 metros que se muestra ante nosotros deja ver una escalada con necesidad de protección. La nieve forma coliflores de hielo debido a la violencia del viento, grietas y repisas están llenas de nieve dura que dificultan y ralentizan la escalada. Son quince metros y luego un acceso fácil siguiendo la arista que en ese punto pierde pendiente.

Último obstáculo antes de la cima situada a la izquierda.

Chicos sonreir un poquito.

Kyrsten en el collado a 3.130 m.

La cumbre está ante nuestros ojos y como un león hambriento que ve como su presa se aleja veloz de sus posibilidades de añadir carne hoy al menú, decidimos darnos la vuelta. Antes de emprender el camino disfrutamos de un te en la terracita del cielo, donde por unos minutos te sientas, observas, sueñas, recuerdas, compartes, sientes, respiras, asimilas y vuelves a la inhóspita arista donde tu cuerpo descansa y recobra fuerzas para el regreso al valle.

Que dices que hay que bajar, ¡espera! déjame una vuelta más, la penul.


Son las tres de la tarde y aun tenemos una hora y media de luz para aprovechar en la bajada.
http://www.youtube.com/watch?v=hIkXK6rxt4c&feature=related

jueves, 10 de diciembre de 2009

Mixed Climbing, ¿ hasta donde vamos a llegar?.

Desde que se despertó en mi interior la necesidad de subir montañas hasta la fecha han sido muchos años de lento aprendizaje. Desde el principio lo que me ha llamado la atención ha sido el sentirme un poco explorador de mis propios límites. Llegar a la línea de tus posibilidades y regresar sano y salvo es siempre una experiencia cargada de miedo, adrenalina y satisfacción total. Cuando empiezas a subir montañas no eres consciente de las mil posibilidades que se muestran ante tus ojos, pues la simple tarea de hoyar la cumbre con tu mapa ya es para ti todo un reto. Lejos de esos primeros días quedan conceptos como escalar, skiar, avalanchas, glaciares, piolet, gps, seguridad, etc, etc. Un mapa ya es suficiente para gastar salidas y salidas hasta que la utilización del mismo forma parte de ti. A partir de ese momento se abre el abanico de conocimientos que tienes que ir adquiriendo a la par que tus necesidades, como escalador, van aumentando. Si una cosa está clara es que un buen alpinista es aquel que tiene un amplio conocimiento sobre todos los pilares de este tipo de actividad. A la vez que va asentandose en ti la curiosidad por conseguir una cumbre por líneas cada vez más bellas tienes que ir adquiriendo habilidades y experiencias en las distintas disciplinas. Escalada en roca, hielo, skiar, aristas, glaciares, orientación, clima, organización, entrenamiento, material y un sinfín de terminología nueva empiezan a formar parte de tu día a día. Para colmo no todo está en los libros, con el paso de los años una especie de sexto sentido te vuelve cauto y agudiza tus sentidos cuando cruzas la linea de la racionalidad más clásica. Puedo asegurar que es un aprendizaje largo y duro para todos aquellos que amamos este estilo de vida y no hemos tenido la suerte de haber nacido en las faldas de las montañas.

Por ello, el Mixto o Drytooling, es ahora una de mis prioridades en mi aprendizaje. Con la modernización del material las posibilidades de afrontar nuevos retos para los escaladores crece por instantes. Ahora ya no es necesario ni siquiera una fina capa de verglass para progresar por la vertical del muro con piolets y crampones. Desde hace años se viene desarrollando la técnica del mixto y cada día se avanza un poco más en el grado de dificultad de las rutas abiertas. El gancheo, el empotramiento y la torsión de las herramientas, ejercitan en el escalador la astucia e imaginación para darle un vuelco al clásico uso de estas. Por ello el mixto se convierte en un fascinante y respetuos tipo de escalda; fascinante, porque curiosamente el alcanzar el carámbano colgante y frágil desde la sólida roca suele ser un alivio, ya que vuelves a confiar claramente en tus habilidades como escalador de hielo; y respetuosa, porque en las caídas tus manos y pies ahora están dotados de afiladas puntas y no me refiero a las uñas que calzan algunos. Lo que hemos podido comprobar en estos primeros “pinitos”, es que, conseguir sentir el contacto del metal con la roca como sentimos el contacto de nuestras yemas y pies de gatos en la escalada en roca, va a ser el primer gran obstáculo. Creo que una vez estemos familiarizados con las múltiples posibilidades del uso de los piolets y consigamos sentir cuando el gancheo va a cañón, como decimos por este mundo, el ahorro de energía nos dará la posibilidad de empezar a escalar con la cuerda por debajo, porque de momento del top rope no pasamos.

Sin más tostones sobre mis ideas os dejo con la colección de fotos que han dejados estos días de frío intenso y sol.

¿Se quedan o no se quedan?.

Primeros resaltes This house of sky

Bear Spirit WI 4

Kirsten en: No love, M7

Más resaltes de This house of Sky Wi 3-4 500 m.

Nice rapel.

Rulo liderando su primer WI 3 en el segundo muro de Guinness gully.

Kirsten, mismo muro misma operación.

Sector Bear spirit.

Reinaldo, gancheando a placer.

Bear spirit WI 4.

Nick en otro resaltón de This House of Sky.

Litle gem WI 4.

Top rope en Hocus Pocus M7.


Ghost valley, básicamente salvaje el sitio.

Hocus Pocus M7.

Equipo internacional, izq dech: Nick (Alaska), Rulo (Moratalaz), Jorg (Alemania) y Reinaldo (Suiza).

Después de un largo día de escalada con buenos compañeros, cerbeza y hamburguesas es lo que toca por estos lares.