El caso y motivo de esta nueva entrada, es la comunicación de un gran acontecimiento. La familia se amplia y ya somos 4. El último en unirse al grupo ha sido El Abuelo. Al igual que nuestro antecesor Alexander Supertramp, en paz descanse. Ya nos hemos hecho con los consejos de un abuelo. Me da que el nuestro es un poco más cañero y fanático. Pero no seré yo quien haga juicio de valor sobre él, ya que no sería objetivo, pues el cariño y amor fraternal me confundirían.
El abuelo en sus tiempos mozos, segundo por la derecha. Kurtika es el primero de la izquierda, despues de una apertura en el Hymalaya.
Krzysztof Żurek, 65 años natural de Polonia. Alpinista casi retirado, skiador empedernido, escalador de fisuras hipermotivado y rider de mountanbike a la última.
De la generación de la edad de oro del alpinismo polaco, compartió expedición con los grandes al Himalaya. Duro como el acero soviético ha escalado con Kurtika en la apertura de la cara sur del Changabang, 6.864 m.
The South Buttress VI 5.9 A3 WI4, 1700 m, Wojciech Kurtyka, Krzysztof Żurek (Poland), Alex MacIntyre, John Porter (England), 1978, alpine style. The route completed in eight day push after previously fixing the first six pitches in an attampt stopped by bad weather. al ……. Y conoció en persona al gran Kukuzka.
Soltero separado y con todo el tiempo libre del mundo busca: jóvenes escaladores que le puedan seguir los pasos. Aquí entramos en escena el Rulin y yo. Por decirlo de algún modo, se juntaron el hambre con las ganas de comer.
Desde del primer día que le conocimos escalando, que ya nos invitó a cenar en su casa, no hemos pasado ni uno sin vernos. Siempre acabábamos las jornadas preparando una buena cena y charlando hasta las tantas, sobre monte y la vida. Enamorado de las discusiones y la historia. Con su incansable curiosidad sobre el pensamiento de otras culturas, pasábamos horas dando vueltas al ¿porqué?, ¿cómo? y ¿cuándo? de las cosas.
Caballero minimalista en su vida cotidiana, busca siempre conseguir exprimir de la vida, la mayor cantidad posible de zumo con el mínimo uso de los recursos. Por ello, no es raro verle comer directamente de las sartenes y cazos en los que cocina. No descuida su dieta y su forma física. Verle a primera hora de la mañana haciendo sus estiramientos mientras escucha las noticias o se ve un partido del Roland Garros, es rutinario.
En cuanto a la escalada es una pasada verle moverse y tirar de experiencia ante pasos claves. Su mejor truco un mantel, y su mejor cualidad, una piel dura y curtida que le permite empotrar manos, dedos y pies sin derramar una mísera lagrima o dejar escapar una leve exclamación de dolor. Aunque suele escalar en top rope cuando prueba grado, algún largo de Angels Crest lideró.
Tirando de vieja escuela, contra nuestra salud cardiaca, va ganando terreno a la vertical. Después de 14 largos en 8 horas, unas almendras y un buen bastón improvisado serán suficientes compañeros para volver a casa. Me encanta.
Enemigo número uno del peso, ahorra material en sus escaladas hasta rozar la exsajeración.
El día que conquisto nuestro corazón coincidió también con nuestra primera ruta entera al Chief. Después de unir varias vías y encadenar 18 largos, conseguimos en 10 horas llegar a la cumbre de la segunda cima. Como no, Kris, estuvo vigilando nuestros pasos con sus prismáticos y también estableciendo contacto por teléfono en los últimos largos para ver como se iba desarrollando la escalada. El caso es que a las siete de la tarde comenzamos el descenso por el bosque. No habíamos subido antes por la ruta normal y el camino era nuevo para nosotros. Al rato del comienzo y no sin antes dar alguna vuelta que otra, conseguimos encontrar el sendero de bajada. Suena de nuevo el teléfono y no es otro que el abuelo.
- ¿Qué tal Kris?, ¿cómo lo llevas?, ya estamos bajando. (Contesto de primeras)
- Marco, ¿Habéis encontrado el camino?.
- Si, si, llevamos bajando como una media hora.
- Ok, voy a subir a buscaros desde el parking, para evitar problemas.
- ¡No!, no hace falta, estamos en el buen camino es cuestión de otros veinte minutos.
- Si, subo.
La conversación se corto y le comenté al Rulo que nos diéramos prisa en bajar que el cabrón del Abuelo estaba subiendo a buscarnos. Unos 20 minutos más tardes le vemos aparecer rampa arriba.
- Hey Kris, how are you?.
- Good, thank, congratulations for your climb.
- Thanks, has been nice, we are tired.
- Ok no problem, do you want water?.
- Oh thank you very much.
Tomo la botella y apago mi sed de un gran trago, se la paso al Rulin y cuando me giro para comentarle al abuelo como ha ido la ascensión. Veo que el cachondo saca dos cervezas heladas de la mochila. Básicamente me quedo sin palabras y el rulo se funde en un abrazo con el metro y medio de polaco. Cerezas y galletas de chocolate también forman parte del exquisito regalo. Creo que no solo los escaladores o montañeros sabrían apreciar una cerveza al finalizar el día. Cualquiera que haya hecho un esfuerzo físico ya sea trabajando o haciendo deporte, sabría de lo que hablo. Y allí nos quedamos, en mitad del bosque, veinte minutos de risas disfrutando de nuestras cervecitas.
La verdad que Kris se lo curró con nosotros desde el primer día y dejó que su casa se inundara de España por los cuatro costados.
La música de nuestros portátiles sonaba desde temprano en los copiosos desayunos que practicábamos, hasta entrada la madrugada. Las cenas era otro momento clave del día y no escatimábamos en preparar buenas dinaers. La cerveza y el vino eran fundamentales a si como el pastel de queso y el helado.
4 días estuvimos durmiendo en el parking del edificio hasta que le llamaron la atención los vecinos. Su ducha y su Internet nos salvaron de tener que visitar más de una vez el camping.
Como buen abuelo nos enseñó a hacer pastel de manzana y cocinar al vapor. Como buenos españoles le fundimos una olvidada botella de aceite que tenía guardada. Como buen polaco nos invito a vodka y nosotros le confirmamos que se podía cenar a las once de la noche.
Ha sido un placer conocerte, ha sido un punto poder compartir contigo escaladas, historias y sueños. Tenemos un amigo en Squamish y otro miembro en la familia.
De la despedida no quiero hablar porque no lo ha sido. Volveremos a vernos amigo, ha sido muy grande para nosotros poder sentirnos en tu casa como en la nuestra, nos has dado todo en muy poco tiempo y eso no se olvida. Cuídate y no pierdas una pizca de energía.
* Siento la censura de esa palabra, pero soy tajante con el uso indebido de términos que podrían influir en el devenir de los acontecimiento y en el precario buen rollo por el que estamos pasando ahora. No son tiempos buenos y necesitamos positividad absoluta.